El segundo fue el caso de mi vieja 8800 GT, una serie de Nvidia que dió muchas alegrías por su buen rendimiento, pero también muchos disgustos a no poca gente, porque muchísimas cascaron al año o año y medio de uso. No la tiré por si algún día me servía para algo el disipador o cualquier otro componente, y menos mal, porque la reparación era bien sencilla

Atentos al método porque es para flipar:
1º Desmontar de la gráfica todos los disipadores que tenga.
2º Colocarla sobre papel de aluminio dentro de una bandeja para hornear.
3º Meter la bandeja en el horno y poner este cerca de los 200º (yo lo puse a 185º)
4º Hornear durante 15-20 minutos.
5º Después dejarla reposar unos 30 minutos y sazonar al gusto

Por último se vuelven a colocar los disipadores, y a montarla en el PC a ver si hubo suerte. Lo he probado como último recurso porque la tarjeta la daba por más que muerta y no me terminaba de creer que pudiera funcionar, pero aquí está funcionando perfectamente. El truco es llevar la placa cerca del punto de fusión del estaño (232º) para que cualquier microsoldadura que se haya soltado por sobrecalentamiento durante su uso, vuelva a unirse, lógicamente controlando de que no se funda todo.
Me pregunto quien sería el primero al que se le ocurrió meter a hornear la gráfica. Supongo que si vale para este modelo, podrá valer para muchos otros ;)