Tras la derrota de las fuerzas británicas en Gazala y la caída de Tobruk, las tropas germanas vuelan de victoria en victoria hasta las puertas de Egipto. El general Claude Auchinleck releva del mando al derrotado Neil Ritchie al frente del VIII Ejército y asume su control directamente.
Los alemanes habían flanqueado una y otra vez, a través del desierto, a los ingleses, por lo que se imponía elegir un frente más estrecho en el que defenderse.
Se elije El Alamein, una simple estación de ferrocarril junto a la costa, pero cuyo flanco sur limita con la Depresión de Qattara, una formidable barrera natural que impide el paso.
Mientras se fortifica El Alamein las tropas de la Commonwealth deben resistir, retrasando el avance de Rommel. Si se pierde El Alamein los alemanes entrarán en Alejandría (Egipto), tendrán a su disposición el Canal de Suez y ya no habrá nada entre ellos y los campos petrolíferos iraquíes.
La primera batalla se produce en Marsá Matrúh el 26 de Junio. Los ingleses logran retrasar a las fuerzas del Afrika Corps, pero una vez más caen en la táctica de envolvimiento germana y los italianos toman la ciudad esa misma noche. Dos días después, el 28, plantean frente en Fuka, para verse de nuevo cercados por las divisiones de Rommel.
Las pérdidas británicas son cuantiosas y apenas se ha podido fortificar El Alamein mediante puntos fuertes en medio del desierto. Sin embargo las fuerzas del Eje están agotadas, en inferioridad y bajo la presión constante de la RAF, aún así su comandante, el Generalfeldmarschall Erwin Rommel, aún confía en que podrán derrotar, una vez más, a los agotados y desmoralizados británicos.
La suerte está echada.
P.D.: Elaborado por Hades