Joaquín García-Morato Castaño.
Nació el 4 de Mayo de 1904, en Melilla. En 1925, siendo Teniente de Infantería, solicitó hacer el curso de piloto militar de avión, al finalizarlo, regresó destinado a Marruecos como piloto en el Grupo de Melilla, tomando parte en numerosas acciones de guerra.
Había destacado como acróbata en los concursos de anteguerra, donde había ganado numerosos de ellos y era autor de un libro para iniciación a la acrobacia.
Fué destinado a la Escuela Militar de Aviación, dónde permaneció hasta el estallido del Movimiento Nacional, le cogió de vacaciones en Inglaterra y se incorporó al servicio de los sublevados, pasando a través de Francia a Logroño, Burgos y de ahí a Sevilla.
El 3 de Agosto hizo su primer servicio de guerra en la contienda, volando en un Nieuport Ni-52 desde Sevilla al frente de Córdoba, donde permanece en solitario hasta el 7 del mismo mes, protegiendo a esta última ciudad de los continuos bombardeos de los republicanos, entablando varios combates aéreos y ametrallando las posiciones enemigas a tan solo 5-6 kilómetros de Córdoba.
Su primer derribo fue en el frente de Antequera, protegiendo a una patrulla de Breguets XIX que estaban apoyando el avance de las columnas nacionalistas sobre esta ciudad, impidiendo que una patrulla de tres Vickers Vildeveest acompañados de un Nieuport Ni-52 de protección, bombardeara dicha columna, entablando combate y derribando a uno de los "Vikers".
Aquí comenzó su magnífica carrera de "cazador" que lo llevó a lo más alto del escalafón de pilotos de caza, donde llegó a la nada despreciable cifra de 40 derribos contabilizados.
Pilotó los Nieuport Ni-52 hasta el 15 de Agosto del 36, contabilizando 1 derribo con este tipo de avión. Luego pasó a pilotar los Heinkel He-51 en la "Escuadrilla Rambaud", a partir del 16 de Agosto, donde consiguió 3 derribos en los Frentes de Málaga y Extremadura.
El 6 de Septiembre del 36 viaja a Sevilla y se incorpora a la Escuadrilla del Capitán italiano Dequal, pilotando los Fiat CR-32, lo nombran jefe de una de las tres patrullas que se crean y se trasladan al Frente de Cáceres, con este tipo de avión consigue todos los demás derribos hasta llegar a la cifra de 40.
Está considerado como máximo "as" de la aviación española hasta la fecha. Durante la guerra civil sumó 1.025 horas de vuelo, realizó 511 servicios de guerra, 122 ametrallamientos de tierra, sostuvo 144 duelos aéreos y derribó 40 aparatos enemigos.
A lo largo de la guerra vuela en más de 30 tipos diferentes de aviones, entre ellos; 784 horas en Fiat, 34 en Nieuport, 27 en He-51, 6 en Me-109 y 5 en He-112, además de realizar varios bombardeos desde Ju-52 y Savoia S-81.
Alcanzó la máxima condecoración del Ejército español, la Cruz Laureada de San Fernando.
Murió en un trágico accidente de aviación el 4 de Abril de 1939, en el aeródromo de Griñón, cuatro días después de finalizar la contienda española y a los mandos de su fiel "Fiat 3-51".
La Patrulla Azul se formó en 24/25 Diciembre de 1936 en Córdoba, con los Capitanes Joaquín García Morato, Narciso Bermúdez de Castro y Julio Salvador Díaz Benjumea.
Esta primera "Patrulla Morato" habría de convertirse en el embrión de la caza nacional y de ella nacieron las primeras escuadrillas y los Grupos 2-G-2 y 3-G-3 que las aglutinaron.
"Primer Grupo Morato", 2-G-2.
..de izquierda a derecha, Muntadas, Allende, Salas, Morato, Arístides, Salvador, Bermúdez de Castro, Senra, García Pardo, Joaquín Ansaldo, Jesús Rubio, Miguel Guerrero, y Mazarredo...
A raíz de la toma de Málaga, el cronista de guerra Antonio Olmedo bautizó a los pilotos Morato, "puro arrojo y valentía, sería el Halcón; Bermúdez de Castro, rubio y corpulento, la Avutarda, y Julio Salvador por su buen volar y "pasarse de moreno", el Mirlo".
Estas tres aves en vuelo de "acometida", serían plasmadas por el artista cordobés Juanito Barazona en un vistoso emblema y por encargo de la Marquesa del Mérito, Madrina de los Cazadores, al que luego se le añadiría la leyenda de "VISTA, SUERTE Y AL TORO".
Morato, en su libro "Guerra en el Aire", explica el tan acertado lema... "...era una frase usada por los toreros al entrar en el ruedo al afrontar la inseguridad de su suerte. Nunca sabían si saldrían de allí con vida. Mucho dependía de su suerte, de su vista y su decisión. Nosotros los pilotos teníamos que aforntar una situación similar..."
Seguirá....
Saludos.